Gran Canaria es un pequeño continente en miniatura. Una isla cercana a Europa, con un abanico de playas tan diversas como los paisajes cambiantes que esconde. Casi 60 kilómetros de playas en 236 kilómetros de costa, bajo un sol suave que parece querer quedarse a vivir aquí.
En Gran Canaria hay playas de todo tipo. Son el imán que atrae desde hace generaciones a visitantes llegados de mil puntos del globo. Las hay muy populosas y conocidas, como la larga lengua de arena de Maspalomas. Una enorme línea de arena rubia que parte de Playa del Inglés hasta tocar el pie del gran faro de Maspalomas, tras bordear un desierto de dunas que baña la costa sur de la isla.
También en el sur encontrará otra larga serie de playas. Las hay familiares y tranquilas, como San Agustín, la playa de Amadores o la pequeña playa del Puerto de Mogán. O quizás prefiera la animación del tradicional enclave turístico de Puerto Rico, uno de los lugares con mejor clima de todo el país.
Las playas del norte de la isla responden más a este perfil. Encontrará pequeños enclaves marineros como Agaete, lugar de escapada para los que quieren dar esquinazo a las prisas.
La capital, Las Palmas de Gran Canaria, también en el norte, no esconde su particular motivo de orgullo: la cosmopolita playa de Las Canteras. Una kilométrica playa urbana que cubre la ciudad de bañistas y surferos.
Gran Canaria es un continente en Turismominiatura, con un muestrario de paisajes muy poco corrientes, en medio de un archipiélago enormemente diverso. Por ello la Unesco decidió otorgar a la isla el sello de Reserva de la Biosfera. Para apoyar activamente la conservación de las piezas de este puzzle de escenarios naturales, un micromundo diferente y muy particular. Casi la mitad del espacio geográfico de Gran Canaria ha quedado incluido en la Reserva, abarcando seis núcleos de población rurales, vinculados a actividades tradicionales.
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